viernes, 10 de mayo de 2013

Lección 3. La Diferencia étnica y el prejuicio




como cualquier otro animal, presentamos en nuestro fenotipo, características determinadas por la adaptación a uno u otro clima. Nuestra piel tiene un amplio rango de color que permite distintos niveles de resistencia a los rayos solares cuya intensidad es a su vez distinta en diferentes lugares del mundo.

La intensidad de los rayos solares o las diferentes características del clima, son la única razón para la diversidad racial.

Se trata únicamente de una adaptación al ambiente en el cual se han desarrollado las comunidades. Por ello, que distintas comunidades se conformen como tal, no depende en ninguna medida de una especie de identidad racial, sino del simple hecho de compartir y enfrentar juntos un ambiente común.

La lucha contra el prejuicio es, por lo dicho hasta ahora, una lucha que involucra al sujeto activo y también al pasivo, es decir, a quien lo proyecta y a quien lo sufre. Pero en esa lucha el papel de este último no se reduce a rechazar el prejuicio tal y como llega desde el otro, sino a no reproducirlo, a negar cualquier especie de determinismo de tipo racial o étnico. Los seres humanos no estamos condicionados en este sentido; las expresiones culturales son un producto exclusivo de nuestra creatividad y pueden ser producidas o reproducidas una y otra vez en diferentes condiciones o contextos; pueden ser creadas de cero, negadas, cambiadas o transformadas en condiciones diferentes. Un niño de origen holandés criado en una comunidad tribal en las selvas del Congo tendrá la misma capacidad para la percusión que un nativo de esa comunidad.

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