Unidad 2: La Psicología Social. Estudio de cada lección de la unidad 2. Integrantes: Guillermo Manuel Diaz Merlano Y Janiris Arrieta Vital.
viernes, 10 de mayo de 2013
Lección 2. La Cultura: Determinante del comportamiento.
La cultura está definida como todo aquello que nos protege u que nos separa de nuestro estado de naturaleza.
la naturaleza impregna al ser humano, le recuerda constantemente de donde proviene, cuál es su origen y a donde tendrá que retornar irremediablemente.
Cualquier logro cultural es el resultado de la renuncia a un instinto, o mejor, de la deformación de ese instinto en sus fines originales. El arte, el lenguaje, el orden, la fiesta, la escritura, la religión, los mitos, la política, etc., no son más que elaboraciones humanas y sólo humanas, de poderosos instintos que allí se ocultan. Es por eso que la razón humana, esa capacidad que hizo sentir tanto orgullo a los primeros hombres del Renacimiento y a todos los que se hicieron llamar “modernos”, no es únicamente el proceso mediante el cual llegamos a la verdad, sino por el contrario el proceso mediante el cual adornamos con argumentos poderosos un querer visceral, instintivo.
¿Pero por qué el ser humano se ha impuesto este régimen, por qué ha preferido el arte o la política a la proyección libre de sus instintos como lo hace cualquier otro animal? De no hacerlo así, el ser humano no podría disfrutar de aquello que le permite tener éxito en un ambiente hostil: la capacidad para asociarse. Entre el amor y el odio, la creación y la destrucción se engloban todos nuestros instintos; amor que nos permite vivir para siempre en la existencia de nuestra descendencia, y agresividad que nos permite defendernos o atacar en un ambiente natural hostil, pero también que busca nuestra auto-destrucción en una naturaleza a la que no le gustan las mismas formas y por eso no conoce la eternidad. Dos instintos tales, son sumamente contradictorios: son, como hemos visto en otra lección, el origen y la amenaza de la estabilidad social.
Por eso la cultura; no podemos renunciar a los instintos, pero sí modificarlos en comportamientos u obras que son aceptadas u admiradas por la sociedad. En efecto, hace parte de nuestra cultura también, aquellos marcos jurídicos que hoy y en todo pasado de la humanidad, buscaron regular las relaciones entre los individuos.
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